Mi primer recuerdo musical lo tengo clarísimo: estar esperando Colorama —el único programa televisivo de los años ochenta que ponía videos musicales internacionales, en toda la televisión cubana—, los miércoles a las 11 de la noche, para ver el nuevo video de Michael Jackson. Yo lo esperaba como si fuera lo más grande del mundo. Para mí esperar los estrenos de Michael Jackson era lo más grande del mundo. Me imagino que como mis papás me veían en esa historia, pensaban: ‘bueno, se va a dedicar a eso, con tanto lío que tiene con lo de Michael’.