Cuando niño yo no tenía claro si quería ser músico; yo estaba loco por jugar pelota. Yo estaba estudiando piano como mismo estudiaba cualquier otra asignatura. Cuando niño no eres consciente de esos procesos. Esa certeza la tuve realmente cuando empecé a componer; en esos cubículos de la ENA en los que, en vez de irte para tu casa, te quedabas en un piano hasta las ocho de la noche componiendo. Ahí fue cuando cogí conciencia de que me gustaba eso.